“Valladolid y Madrid no son de la misma comunidad”. Si una persona de Cataluña dice esta frase, seguramente pronunciará muy marcada la -d final de estas palabras, de modo que pueden sonarnos fácilmente como Madrit, Valladolit, comunidat. En cambio, lo que se oye a menudo en otras zonas, como Salamanca, es claramente una zeta: Valladoliz, Madriz, comunidaz, pero no solo en el habla coloquial ni en las comedias, sino en el discurso formal de muchas autoridades. Ninguna de las dos pronunciaciones es recomendable: la -d final se realiza con un toque rápido de la punta de la lengua en los dientes, sin demora ni presión.